Por LEO KRITTERSON, Equity Partner de LERSON GROUP
Hace unas semanas atrás, un cliente de nuestra consultora en el marco de un trabajo de mentoring y diagnóstico organizacional me expresa de manera literal: “Yo a las 18:00 hs corto mi trabajo porque después de la jornada laboral tengo una vida”.
Esta frase quizás te resuene también a ti, de hecho, la he escuchado muchas veces de tantísimas personas diferentes. Entonces una reflexión profunda sobre estas palabras puede ayudarnos también a comprender el proceso de transformación que estamos viviendo y el cual estamos colaborando a transitar.
La mirada de “dos vidas” tiene que ver con una interpretación vertical y matricial, polarizada entre lo bueno y lo malo, el adentro y el afuera, producto de la herencia dimensional del management-tayleriano orientado a la administración de la eficiencia productiva carente de un propósito integrador. En sintonía con el legado de esta cultura y un paralelismo con la física newtoniana tenemos disociados el hacer del ser, ya que el perfeccionamiento de la eficiencia y eficacia productiva sólo atañe al “Hacer”. A tal efecto cobra sentido entonces la expresión de nuestro cliente. Luego del horario de trabajo hay otra vida, la vida del “SER”.
Este ejemplo nos puede ayudar a comprender el salto cuántico aplicado al management. La introducción del aporte de la física cuántica pareciera ser de gran complejidad, pero es un desafío muy interesante encontrar los paralelismos llevados a la expresión más simple que nos ayude a comprenderlo. El estado de incertidumbre que nos aporta la física cuántica podemos espejarlo como una nueva matriz dimensional, donde las cosas no son solo buenas o malas, blancas o negras y finalmente trabajo o vida. Ese tercer estado o estado de incertidumbre nos espeja que en nuestra vida debemos integrar aquello que no conocemos, aquello que no podemos controlar y definitivamente incorporarnos a una nueva forma de fluir.
En clave asociativa, podemos sospechar que tenemos una ventana de comprensión sobre el cambio transformacional y cultural hacia la llamada cultura digital. Sin entrar en detalles de los aspectos de esta nueva cultura, hay un común denominador que, para entender el fenómeno del cambio, los efectos y sus paralelismos, podemos simplificar en una sola palabra: “integración”. Ahora volviendo a la expresión inicial de nuestro cliente, la salida a la dicotomía de trabajo o vida es la integración.
Entonces la tarea es resignificar el trabajo en la vida y la vida en el trabajo y esta re-significación sin proponerlo, nos acerca a una comprensión del cambio que estamos viviendo.
La integración como campo dimensional nos ayuda a constelar una nueva comprensión, por ejemplo, la integración de la tecnología y el ser humano, nos baja la angustia que nos produce la idea de si la tecnología reemplazará al ser humano. La integración de la “acción”, el “pensamiento” y la “emoción” nos baja la angustia que nos produce la idea de si trabajo no vivo, pues integrar en este sentido es comprender la necesidad de amar lo que hago, disfrutar lo que hacemos, orientar la acción con los pensamientos y emociones. De esta manera la disyuntiva desaparecerá, pues habremos comprendido que la vida es una sola y el aprendizaje vía integración es la utilización del tiempo en sintonía con nuestro propósito. Así como la casa es una sola y lo que hay son distintos ambientes, la vida también es una sola y se manifiesta en distintos ámbitos, el secreto es cuanto tiempo estoy en cada uno de ellos.
Por último, se nos plantea el horizonte del “tiempo” y que hacer con él. Todo empresario tiene el recurso de la integración como herramienta para evolucionar en el ámbito personal y empresarial. Este protagonismo en la utilización del tiempo nos llevará a otro estado de relación con nosotros mismos, con los demás y con la actividad de trabajo y empresarial. Finalmente, ya no será el fin del tiempo de trabajo el comienzo del tiempo de vida, simplemente estaremos viviendo conectados con nuestra parte creadora decidiendo qué hacer con nuestro tiempo.